En respuesta a mi enunciado de tener mi columna hecha añicos.
Andrea Maria Real No te sientas vencido, ni aun vencido
No te sientas esclavo ni aun esclavo
Trémulo de pavor, piénsate bravo
Y arremete feroz, ya malherido
Ten el tesón del clavo enmohecido
Que ya viejo y ruín vuelve a ser clavo,
No la cobarde intrepidez del pavo,
Que amaina su plumaje al primer ruido
Procede como Dios, que nunca llora
O como Lucifer, que nunca reza
O como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora
Que muerda y vocifere, vengadora
Ya en el polvo, rodando, tu cabeza.
Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.